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lunes, 30 de enero de 2012

Blanca Rosa Gil - Cristal (Sin año)


Blanca Rosa Gil.- Cantante considerada de las mejores boleristas cubanas. Nació en Perico, Matanzas el 26 de agosto de 1937. Siendo todavía pequeña su familia se muda para La Habana, donde asiste al colegio y junto a sus hermanas Rita y Mercedes, empezó a cantar en actividades escolares.
Cuando contaba quince años, viviendo en Venezuela es contratada para el programa infantil “Humo y Fantasía" por el productor venezolano Arístides Borrego, que la escuchó cantar en una fiesta y quedó encantado con su
interpretación. Allí la descubrió el gran empresario Gaspar Pumarejo y la lleva de regreso a Cuba para cantar en la televisión, cabaret, radio, bautizándola como "La Muñequita que Canta".
Fue su primer éxito "Sombras", y le siguió Cristal. Convirtiéndose entre las cantantes preferidas del público y de los propios artistas como Otto Sirgo que la bautizó jocosamente como "La cancionera de bolsillo".

Blanca Rosa Gil se caracterizaba, además, como ninguna otra cantante, por la forma en que se expresaba con sus manos, lo que convirtió en un arte adicional que adornaba cada una de sus famosas interpretaciones, como un gran valor agregado desde el punto de vista artístico. Lo que siendo muy propio de ella sus actuaciones personales se llenaban de gran emotividad, no solo por lo sugerente de la letra de sus románticos boleros, sino por la elegancia, la prestancia, la belleza y la singularidad que demostraba en los escenarios y en sus actuaciones por la televisión, que la llevaron a ser considerada como una de las grandes cantantes romántica de aquellos tiempos y para siempre.

El tema que hoy nos ofrece Blanca Rosa Gil en versión bolero, es un tango compuesto en 1944 por Marino Mores (música) y José María Contursi (letra), y está en el albun del mismo nombre: "Cristal"

CRISTAL

Tengo el corazón hecho pedazos,
rota mi emoción en este día,
noches y más noches sin descanso,
y esta desasón del alma mía.

Cuántos, cuantos años han pasado,
grises mis cabellos y mi vida,
loca, casi muerta, destrozada,
con mi espíritu amarrado a nuestra juventud.

Más frágil que el cristal,
fué tu amor para mí,
cristal tu corazón, tu mirar, tu reir.

Tus sueños y mi voz, y nuestra timidez,
temblando suavemente en tu balcón,
y ahora sólo sé, que sólo se perdió
la tarde de mi ausencia.

Ya nunca volveré, lo sé bien, nunca más,
talvez me esperarás, junto a Dios, más allá.

Tus sueños y mi voz, y nuestra timidez,
temblando suavemente en tu balcón,
y ahora sólo sé, que sólo se perdió
la tarde de mi ausencia.

Ya nunca, nunca volveré, lo sé bien, nunca más,
talvez me esperarás, junto a Dios, más allá.